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11 March 2011

Los trastornos del sueño pueden derivar en pérdida de memoria

"Los pacientes con privación de sueño como resultado de un trastorno del sueño, como el insomnio primario, pueden tener problemas para consolidar las nuevas memorias, aquellas que crea el cerebro la primera vez que se expone a un evento". Así lo ha destacado el Dr. José María Gaztelu en el marco de la XX Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño (SES), que se celebra estos días en Sevilla. En la jornada de hoy, en un simposium sobre "sueño y memoria" organizado por el Dr. José María Gaztelu, los Dres. Ángel Núñez, Mercedes Atienza y José Luis Cantero, analizan los últimos estudios en materia de sueño y memoria, como el carácter rítmico de la actividad eléctrica cerebral durante el sueño, la influencia de las distintas etapas del sueño en procesos fundamentales como la consolidación de la memoria en los individuos, y las alteraciones de memoria y sueño en la neurodegeneración incipiente.
Diversos estudios que simulan una restricción crónica del sueño han puesto de manifiesto que además de la memoria, otras capacidades cognitivas pueden verse igualmente afectadas, "sin que el individuo sea consciente en ningún momento de ese deterioro", apunta el Dr. Gaztelu. Por otra parte, afirma, "se ha demostrado por medio de técnicas de neuroimagen que la privación crónica de sueño conlleva lapsos cognitivos cada vez más frecuentes y duraderos".
A día de hoy, los expertos han podido averiguar que tras un periodo de sueño se producen cambios cuantitativos y cualitativos en las memorias recién adquiridas, "es lo que conocemos como proceso de consolidación. Pero también sabemos que si privamos de sueño a una persona, estos cambios o bien no se producen o bien disminuyen considerablemente en magnitud, y lo que es más importante aún, este efecto perdura en el tiempo", indica la experta de la Sociedad Española de Sueño, la Dra. Atienza.
A la hora de analizar al detalle el papel específico que juega el sueño en la memoria, los somnólogos reconocen que "la teoría que ha recibido más apoyo propone que los procesos que tienen lugar durante el sueño, sobre todo los que afectan a la red neural implicada en la formación de la nueva memoria, son responsables de reactivar en determinadas regiones del cerebro la información adquirida durante la vigilia, para luego transferirla a la corteza cerebral", concreta Gaztelu.
La reiteración de estos procesos que ocurren durante la noche, y en las noches siguientes, conduciría a una independencia de las regiones inicialmente implicadas en la adquisición de la memoria, al tiempo que favorecería su integración con otras memorias. En palabras de los especialistas: "se piensa que estos procesos que tienen lugar sobre todo en la primera mitad de la noche, dominada por el sueño de ondas lentas, prepararían el substrato adecuado para que luego, durante la segunda mitad (en la fase de sueño REM) se desarrollen los procesos locales que conducen a la estabilización y fortalecimiento de las conexiones sinápticas que subyacen a los nuevos trazados de memoria".

-Riesgo de desarrollar Alzheimer
Las alteraciones del ritmo vigilia-sueño, típicas en las personas en edad avanzada también provocan déficit de memoria. "De hecho, se piensa que las pérdidas de memoria asociadas a la depresión y a enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad podrían deberse a una alteración del ritmo circadiano (ciclos de 24 horas)", detalla el doctor Cantero.
En la actualidad, en su laboratorio se están llevando a cabo estudios encaminados a determinar los cambios que se producen en los patrones de sueño de personas que tienen un alto riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer. Sus resultados preliminares sugieren que durante las fases previas al desencadenamiento de la enfermedad, denominadas deterioro cognitivo leve de tipo amnésico, estas personas presentan una disminución significativa del sueño REM, acompañada de una mayor presencia de despertares durante el sueño de ondas lentas.
Otros estudios recientes apuntan a que las lesiones neuropatológicas que caracterizan a la enfermedad de Alzheimer podrían estar desarrollándose décadas antes de que se manifiesten los primeros signos. Investigaciones realizadas revelan que las personas con alto riesgo de padecer Alzheimer presentan una atrofia selectiva del núcleo basal de Meynert que correlaciona positivamente con una pérdida de la función cognitiva. "Y son estos mismos pacientes con deterioro cognitivo leve los que presentan una disminución significativa del sueño REM", explica Cantero.
Pero, tal vez, las afectaciones cognitivas más importantes que se producen como consecuencia de un trastorno del sueño se den en los casos que cursan durante la infancia: "La falta de su tratamiento adecuado puede tener consecuencias fatales, tanto sobre el aprendizaje y la memoria, como sobre el desarrollo y la maduración del cerebro, pudiendo conllevar daños cognitivos irreversibles", ultima el Dr. Gaztelu.
Aunque existen medidas específicas encaminadas a restablecer la pérdida de los ritmos de actividad-reposo, implantar una higiene del sueño, como acostarse siempre a la misma hora o reducir la actividad física a medida que se acerca la noche fomentando la relajación, puede ayudar a prevenir la aparición o agravamiento de un trastorno del sueño.

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