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03 March 2011

Los efectos colaterales de la reprogramación celular


No es el fin, pero el descubrimiento de mutaciones puntuales en algunos genes de las células reprogramadas supone un pequeño revés a las esperanzas puestas en ellas. Tres trabajos publicados en la revista 'Nature' constatan que las iPS presentan más aberraciones en su genoma que las células madre embrionarias o las adultas de las que proceden, y sugieren, además, que éstas pueden ser fruto del proceso de reprogramación.
A pesar de las malas noticias, "aún es prematuro enterrar los enormes beneficios que estas células pueden proporcionar en la clínica", asegura Juan Carlos Izpisúa, investigador del Centro de Medicina Regenerativa de Barcelona y del Instituto Salk de Estudios Biológicos de La Jolla (California, EEUU). Las posibles aplicaciones terapéuticas de las iPS "conllevan el uso de células 'seguras'. Las consecuencias funcionales de las alteraciones genéticas observadas y si éstas podrían provocar la aparición de cáncer todavía se desconocen", añade.

Las iPS son las células que son devueltas a un estado similar al de las madre embrionarias mediante un proceso llamado reprogramación. Esta regresión les confiere la propiedad de la pluripotencialidad, que les permite transformarse en cualquier tipo celular del organismo (neuronas, hepatocitos, miocitos...). Por eso son la esperanza de la medicina regenerativa.
Pero desde hace algún tiempo, varios equipos de investigadores, entre ellos el de Izpisúa, han observado que el ADN de las iPS está alterado. Primero fueron las aberraciones cromosómicas y ahora las mutaciones genéticas. Los tres estudios presentados en 'Nature' confirman que las anomalías son muchas y variadas, que éstas aparecen en distintos momentos (antes, durante y después de la reprogramación) y que suelen localizarse en genes relacionados con el ciclo celular y el cáncer.
Un pequeño jarro de agua fría aunque la aplicación clínica de estas células, a pesar de los grandes avances logrados en muy poco tiempo, estaba y está aún lejos. Los expertos en este campo tienen por delante una nueva tarea si quieren despejar el camino de las iPS hacia los pacientes: la de averiguar dónde se producen estas mutaciones y qué consecuencias pueden tener.
"Es tan importante invertir esfuerzos en intentar disminuir o eliminar las alteraciones génicas, como estudiar las posibles consecuencias derivadas de su presencia", explica Izpisúa a ELMUNDO.es. Sin embargo, aventura este investigador, "la posibilidad de corregir y/o mejorar la calidad de vida de un paciente a corto plazo será más importante incluso que los problemas que pudieran provocar estas células en el paciente a largo plazo".
Mientras que se resuelven estas cuestiones -cosa que tardará un tiempo-, sus aplicaciones en el laboratorio "son innumerables. Desde modelo celular para estudiar el proceso de adquisición de pluripotencia hasta modelo para optimizar los protocolos de diferenciación", señala Izpisúa. "La más fascinante es la posibilidad de reproducir enfermedades humanas en la placa de cultivo y usarlas como plataforma para descubrir nuevos compuestos terapéuticos", tal y como presentaron hace unos días con el envejecimiento.


**Publicado en "El Mundo"

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