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01 March 2011

LA PRESENTACIÓN DE LOS PLATOS Y SU OLOR INFLUYEN EN LA DIETA DE UN PACIENTE CON CÁNCER

La nutrición es uno de los pilares en los que debe sustentarse el tratamiento de un cáncer. Así lo asegura Alejandra Parri, nutricionista del Instituto Oncológico Baselga IOB Bilbao. Para la especialista, el control de la alimentación del paciente contribuye a que "mejore su estado nutricional, su tolerancia a los tratamientos y su calidad de vida".
Durante la enfermedad y el tratamiento, existen diversos factores y síntomas que dificultan la correcta ingesta y que afectan a la forma de alimentarse de los pacientes. Son frecuentes la presencia de náuseas y vómitos, dificultad para tragar, estreñimiento, descomposición, mucositis, falta de salivación, alteración en la percepción de los sabores, anorexia, depresión y astenia. La terapia nutricional tiene como objetivos principales evitar la desnutrición y minimizar la pérdida de peso, estimular el apetito en caso de que sea necesario, mantener un buen estado del paciente, mejorar la tolerancia a los tratamientos antineoplásicos y favorecer su eficacia, e, incluso, mediante recomendaciones dietéticas, aliviar la sintomatología producida por los tratamientos que pueden dificultar la ingesta. "En definitiva, mejorar su calidad de vida", apunta la experta.
En el IOB, además, "consideramos fundamental que nuestros pacientes puedan contar con un soporte nutricional durante todas las fases de su enfermedad oncológica", indica Parri, "desde el diagnóstico, durante el tratamiento médico o quirúrgico y posteriormente". Para la mayoría de los pacientes, se aconseja una dieta de fácil digestión, fraccionada y equilibrada. Incluso se tiene en cuenta el entorno en que se realizan las comidas, la presentación de los platos y los olores que estos desprenden, puesto que "muchos pacientes presentan alteración de los sentidos del gusto y del olfato".
La dieta recomendada es diferente según la localización del tumor, el estadio y el tratamiento, por lo que es necesario establecer una pauta personalizada y adaptada a cada tipo de paciente. De hecho, el riesgo nutricional varía según el tipo de cáncer, presentando un alto riesgo los pacientes con un tumor de cabeza y cuello, abdominal o hematológico, un riesgo medio los localizados en el abdomen o pelvis y bajo los localizados en el tórax y próstata.
Los pacientes, de hecho, reciben un seguimiento nutricional personalizado durante todo el proceso oncológico. "En la primera visita se realiza una valoración nutricional completa que consiste en el estudio de parámetros antropométricos, analíticos y de composición corporal; se calculan los requerimientos energéticos y proteicos del paciente y se establece la pauta nutricional a seguir", indica Parri. Después, la pauta se adapta en cada visita, en función de la sintomatología y del momento del tratamiento en el que se encuentra el paciente.

-Alimentación también como prevención
No obstante, la alimentación no sólo es clave a la hora de tratar el cáncer, sino que tiene mucha incidencia en su prevención. Así, según la especialista del IOB Bilbao, la dieta más aconsejable para prevenir la aparición de un tumor es "una dieta variada, equilibrada, mediterránea, rica en frutas y verduras, pescado, aceite de oliva y frutos secos, y baja en grasas animales y alcohol".

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