Ni el Papa ni ningún organismo del Vaticano han dicho nunca que el uso del condón sea algo positivo. La Congregación para la Doctrina de la Fe salió ayer al paso de algunas interpretaciones de las palabras del Pontífice en el reciente libro-entrevista Luz del mundo, en el que Benedicto XVI pareció iniciar un tímido movimiento hacia la aceptación del preservativo por parte de la Iglesia católica. En una respuesta Joseph Ratzinger afirmaba que frente al sida, «en algunos casos, cuando la intención consiste en disminuir el riesgo de contagio, el uso del profiláctico» por parte de la persona que se prostituye o que usa la prostitución «puede constituir un primer paso hacia una sexualidad más humana, vivida de otra manera».
«Las palabras del Papa han sembrado confusión sobre la postura de la Iglesia católica sobre algunas cuestiones de moral sexual», aclara ahora la Congregación, argumentando que en la entrevista «el Papa no habla ni de moral sexual ni de normas sobre la contracepción». «Es arbitrario -añade el documento- que de las palabras del Papa se deduzca que es lícito, en algunos casos, recurrir al uso del profiláctico para evitar embarazos no deseados».
La aclaración añade que la Iglesia católica solo autoriza «el recurso eventual a los métodos naturales de regulación de la fecundidad». Según el texto, la moral católica excluye «toda acción que (…) se proponga como fin o medio hacer imposible la procreación». El Papa se refería solo a la prostitución, puntualiza.
-JUAN PABLO I, A FAVOR DE LA PÍLDORA
La posición de la Iglesia no ha variado desde que Pablo VI publicó la encíclica Humanae Vitae (1968), en la que prohibía el uso de métodos mecánicos o químicos que impidan la fecundación. Antes de escribirla, el Papa consultó a todos los obispos del mundo. Entre los que se manifestaron en contra de la prohibición y a favor del preservativo y la píldora estaba Juan Pablo I, su sucesor.
**Publicado en "El Periódico de Catalunya"
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