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13 December 2010

Carl Djerassi explica en EL MUNDO cómo apareció la píldora anticonceptiva


Sus trabajos en la síntesis de la progesterona oral permitieron el nacimiento de la píldora anticonceptiva en la década de los 60. Carl Djerassi, químico, escritor y coleccionista de Paul Klee, sigue en plena actividad a sus 87 años. Acaba de pasar unos días en Madrid para presentar su último libro, Cuatro judíos en el Parnaso (Capital Intelectual).


Cuando llegó a Estados Unidos, le escribió una carta a la Primera Dama...
Era la ilusión de un adolescente de 16 años que no sabía casi nada de Estados Unidos después de haber llegado allí huyendo de Viena, de los nazis. No teníamos dinero y escribí esa carta. Después de unos meses recibí una pequeña contestación, no de la señora de Roosevelt sino de algún secretario, en la que me decían que tenía una beca en un colegio pequeño en el centro de América, en Misuri. Tuve muy buena suerte.


¿Qué hacía en un laboratorio en mitad de México?
Todo el mundo empezó a investigar con la cortisona, muchas compañías y universidades. Había un laboratorio muy pequeño en México (Syntex) que empezó a trabajar con los esteroides a partir de una planta que crece allí, el barbasco. Esa es la razón de que estuvieran allí, para convertir una sustancia de esta planta en hormonas sintéticas.


Y tuvo éxito.
Fui allí como director asociado de investigación química y fuimos los primeros del mundo en sintetizar la cortisona. Al mismo tiempo, empezamos a trabajar en la idea de dar con un compuesto que tuviera la misma actividad que la hormona femenina pogesterona pero que se activara por vía oral, y lo logramos en 1951. Fue un éxito enorme.


¿Eran conscientes de lo que significaba?
Cuando conseguimos el compuesto oral, nadie estaba trabajando en su aplicación anticonceptiva en la industria farmacéutica. Después de la guerra, surgió ese interés. Nosotros, como compañía que quería promocionar un producto nuevo, enviamos el compuesto a muchos sitios y nadie mostró interés salvo un biólogo llamado Gregory Pincus, que colaboró con otros en su aplicación como anticonceptivo. Así nació la píldora.


A pesar de esos éxitos, dejó atrás su carrera científica para dedicarse a escribir. ¿Cómo se dio esa metamorfosis?
Hay tres razones. La oficial es que cuando cumplí 62 años pensé que debía empezar una nueva vida intelectual.


¿Y las demás?
Son mucho más personales. Yo estaba muy enamorado de una mujer fantástica y llevábamos juntos cuatro años cuando se fue con otro. Fue una sorpresa. Ella era profesora de Literatura y una gran escritora y pensé en vengarme, un motivo muy malo pero muy fuerte, y enseñarle que yo también podía escribir. En aviones y hoteles, terminé una novela que narraba una historia muy parecida a la nuestra. Un año después, nos reencontramos y se la enseñé. Finalmente, nos casamos con la condición de que no la publicara. Nunca lo hice.


El amor...
Sí. Pero, además, tres meses después, me operaron de un cáncer y pensé por primera vez en la muerte. Eso me llevó a hacer cosas distintas en los años que me quedasen y empecé a escribir más en serio, con la supervisión y enseñanzas de mi mujer. Durante unos años seguí con mis estudiantes del laboratorio, enseñando Bioética en Stanford y escribiendo, casi siempre, en relación a la ciencia. Siempre he intentado trasladar cosas de este campo al público general.


¿Por qué este último libro?
Es el mejor que he escrito en mi vida. Es fruto de una terapia emocional que hice durante los tres últimos años de vida de mi mujer, cuando sabíamos que iba a morir de una enfermedad muy grave. Es muy difícil vivir en esta situación y ella tenía un proyecto literario muy complicado. Al mismo tiempo, yo me puse a trabajar en este libro. Ya había escrito dos biografías y me di cuenta de que son otra forma de ficción, porque no escribes las cosas tal y como pasaron; las embelleces. La verdad sólo se puede escribir de manera indirecta. Uno de los problemas en mi vida era la identificación del concepto judío y por eso decidí escribir sobre esto.


¿Qué hay de ciencia ahora en su vida?
Doy muchas conferencias y escribo obras, especialmente teatrales, que a veces tratan de temas científicos. Pero nada más.


¿Como cuáles?
El sexo en la era de la reproducción mecánica, que habla del divorcio completo entre el acto sexual y la reproducción, un tema que da mucho miedo en algunos países, como España e Italia. Aunque es una tontería porque precisamente ellos tienen el índice más bajo de natalidad. Entonces, ¿sólo mantienen relaciones tres veces en su vida? Esto no se lo cree nadie. El sexo se hace por amor, por curiosidad... por cualquier cosa.


**Publicado en "El Mundo"

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