¿Está aburrido de la decoración de su casa y desea reemplazar las esculturas por algo más novedoso? ¿Es dueño de un permiso que le acredita como medico, investigador o profesor de instituto? Si cumple estos requisitos y le sobran 70.000 euros en la cuenta de su banco, puede comprar desde este jueves, vía Internet, un moderno e imperecedero cadáver humano «plastinado». Tamaño natural, se entiende.
No es la única oferta del polémico profesor Gunther von Hagens, inventor del método de la «plastinación», un novedoso proceso que convierte los despojos humanos en cadáveres eternos. Este anatomista genial y ávido comerciante se ha dejado convencer por las leyes implacables que rigen la oferta y la demanda, y ofrece la posibilidad de comprar cadáveres, torsos humanos, cabezas, extremidades y animales exóticos.
El catálogo macabro del doctor Muerte se puede consultar en su web. «Haga clic, asómbrese y compre», reza la publicidad. Von Hagens posee una fábrica en Guben, donde 200 personas confeccionan los nuevos productos. «No hay nada más emocionante que la realidad», anuncia la tienda online. Antes de poner en marcha su inédito supermercado, el científico tuvo que resolver un problema relacionado con la materia prima de sus productos. El anatomista necesita cadáveres humanos para surtir su tienda en Guben y también para ofrecer sus productos en Internet.
El problemase ha resuelto gracias a la generosidad de miles de seres humanos anónimos, que donan sus restos mortales y le dan libertad para disponer de la materia prima.
«Mi meta es democratizar la anatomía», dijo von Hagens en vísperas de la lanzar al universo de Internet su extravagante tienda. La lista de precios puede espantar a más de un mortal. Una cabeza humana, apropiada para lucirlo en una esquina noble de la sala, cuesta 22.000 euros; un corazón plastinado, 4.165; un cerebro, 4.165; y un torso humano, 56.644 euros. El IVA está incluido en los precios, pero no los gastos del envío. La página web también está pensada para satisfacer los deseos más diversos, incluida la vanidad humana. Por ejemplo, la lista de productos ofrece un collar del que cuelgan rodajas de penes de toro (101 euros) y aretes de cola de jirafa (77).
«No podemos permitir que Alemania se convierta en un foco de comercio de órganos humanos», ha denunciado el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, el arzobispo Robert Zollitsch, en un intento fallido de prohibir la venta de cadáveres plastinados. «No se trata de ciencia o investigación, sino de profanación de cadáveres y espectáculo bajo el pretexto de la divulgación científica».
No es la única oferta del polémico profesor Gunther von Hagens, inventor del método de la «plastinación», un novedoso proceso que convierte los despojos humanos en cadáveres eternos. Este anatomista genial y ávido comerciante se ha dejado convencer por las leyes implacables que rigen la oferta y la demanda, y ofrece la posibilidad de comprar cadáveres, torsos humanos, cabezas, extremidades y animales exóticos.
El catálogo macabro del doctor Muerte se puede consultar en su web. «Haga clic, asómbrese y compre», reza la publicidad. Von Hagens posee una fábrica en Guben, donde 200 personas confeccionan los nuevos productos. «No hay nada más emocionante que la realidad», anuncia la tienda online. Antes de poner en marcha su inédito supermercado, el científico tuvo que resolver un problema relacionado con la materia prima de sus productos. El anatomista necesita cadáveres humanos para surtir su tienda en Guben y también para ofrecer sus productos en Internet.
El problemase ha resuelto gracias a la generosidad de miles de seres humanos anónimos, que donan sus restos mortales y le dan libertad para disponer de la materia prima.
«Mi meta es democratizar la anatomía», dijo von Hagens en vísperas de la lanzar al universo de Internet su extravagante tienda. La lista de precios puede espantar a más de un mortal. Una cabeza humana, apropiada para lucirlo en una esquina noble de la sala, cuesta 22.000 euros; un corazón plastinado, 4.165; un cerebro, 4.165; y un torso humano, 56.644 euros. El IVA está incluido en los precios, pero no los gastos del envío. La página web también está pensada para satisfacer los deseos más diversos, incluida la vanidad humana. Por ejemplo, la lista de productos ofrece un collar del que cuelgan rodajas de penes de toro (101 euros) y aretes de cola de jirafa (77).
«No podemos permitir que Alemania se convierta en un foco de comercio de órganos humanos», ha denunciado el presidente de la Conferencia Episcopal alemana, el arzobispo Robert Zollitsch, en un intento fallido de prohibir la venta de cadáveres plastinados. «No se trata de ciencia o investigación, sino de profanación de cadáveres y espectáculo bajo el pretexto de la divulgación científica».
**Publicado en "Vocento"
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