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08 November 2010

¿No hay formas más originales de promover la cultura científica?

Una sola edición del programa Horizon de la cadena de televisión británica BBC reúne a más espectadores que todos los visitantes que en un año acuden al Museo de Ciencias Naturales de Londres. Así es la televisión.
Criticada hasta la saciedad, acompañante de solitarios y aburridos, educadora social, tapadera de malas relaciones familiares, mentirosa en su empeño por mostrar una vida inaccesible como posible, espectacular cuando retransmite la primera tímida pisada de un astronauta en la Luna ¡la tele y la Luna!; dramática y cruel cuando nos acerca a un bombardeo en pleno directo ¡aquél de la invasión a Irak!, los fallecidos diarios de Afganistán; la tele de los disfraces y los sueños que nos convence de que los personajes son reales; la tele didáctica que nos enseñó que era aquí o allá con Barrio Sésamo o la relación de la mente y la emoción que tanto gusta a Punset. No hay un medio de comunicación con tanta capacidad de impacto como la televisión.
Hasta que llegó Internet y con este ejemplo espectacular de innovación, estalló la revolución, el miedo como siempre ante lo nuevo y lo desconocido, ¿Desaparecerá la industria del libro y de la música? ¿Qué será de lo que tuvimos y ahora debemos modificar? Internet empuja a la creación de nuevos modelos de empresas, se abre la posibilidad de comunicar sin control estatal, de crear nuevos medios de comunicación que no se rijan por intereses políticos y económicos como ahora sucede con la gran mayoría.
¿Cómo no intentar reunir un medio de comunicación de tanto impacto como la televisión con la aparición de la tecnología que está revolviendo el mundo, cambiando procederes y formas de relación?
La televisión por Internet empieza sus primeros pasos. Se espera que para el verano de 2011 el 20% de los aparatos de televisión estén conectados a Internet. La información empieza a viajar sin barreras
Hoy vuelvo a leer el destino que el Ministerio de Ciencia e Innovación, a través de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) , ha dado este año a los cuatro millones de euros para proyectos de divulgación de la ciencia y la innovación. Leo que cerca de 7 de cada 10 se destinan a proyectos públicos, a los proyectos de los organismos que están ya previamente financiados por los impuestos de todos nosotros.
Leo también, que la mayoría van destinados a organizar la Semana de la Ciencia en cada Comunidad Autónoma, en cada Universidad, en cada Asociación, en cada esquina de este país, dinero para puestos, folletos, para anunciarla, difundirla, coordinarla, organizarla. ¿Qué queda en la mente de los visitantes de la grandiosa Semana de la de la Ciencia tras su celebración y el enorme consumo de recursos? Ojalá que mucho, que forme a muchas personas y la cultura de la ciencia se extienda tanto como el dinero para montarla, más de 760.000 euros, sin contar los 88.000 euros en ferias de la ciencia y pabellones, o por no hablar de más de 50.000 euros en cuentacuentos y marionetas, todas actividades locales y temporales.
¿No hay formas más originales de promover la cultura científica? Echo de menos la innovación.
Leo también que parte del dinero se destina a las propias Instituciones de Investigación Públicas para que organicen conferencias, ciclos, para mantener a las Unidades de Cultura Científica. Más de 284.000euros. En el año 2007 FECYT creó una red de hasta 53 de estas unidades en Universidades y Centros de Investigación para promocionar la ciencia en la sociedad.
Llama la atención la falta de presencia de la Universidad como fuente de información científica en los informativos de televisión, el medio elegido por la población para informarse de los avances científicos, según el análisis del Grupo de Estudios Avanzados de la Comunicación (Universidad Rey Juan Carlos), dirigido por Pablo Francescutti, con la colaboración del Laboratorio de Investigación de la Imagen Televisiva y Electrónica (LITTE), de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (URJC).
¡Qué mal tiene que estar la ciencia en este país para que los organismos públicos tengan que acudir a estas subvenciones si quieren mantener sus actividades de difusión!.
Solo 3 de cada 10 proyectos pertenecen a la empresa privada. Hasta hace tres años ni siquiera podíamos acceder a las ayudas a la divulgación de la ciencia, estábamos vetados. ¿Alguien lo entiende?

*Graziella Almendral es directora de INDAGANDO Televisión (info@indagando.tv)
**Artículo publicado en el diario "El Pais"

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