En 1985, Novo Nordisk puso en el mercado el primer dispositivo inyectable de insulina en formato pluma. Esto no sólo ha supuesto un gran avance en la calidad de vida de las personas con diabetes, ya que dejan a un lado las jeringuillas y la incomodidad que representan, sino que además permite un mayor control terapéutico. Desde entonces, el progreso de estos dispositivos de administración de insulina ha sido continuo y hoy, 25 años más tarde, las personas con diabetes disponen de una gran variedad de “plumas” y “bolígrafos” de insulina que se adaptan a sus necesidades, tal y como informa esta compañía en un comunicado.
En opinión de Eloisa González, enfermera del Hospital Universitario de Guadalajara y miembro del Comité Asesor para la Diabetes de la Fundación de Castilla-La Mancha para la Diabetes (Fucamdi), la aparición de estos dispositivos “ha supuesto un gran cambio para los pacientes, que han visto mejorada su calidad de vida”. Y es que en pocos años “se ha pasado de la administración de la insulina por medio de jeringuillas a las plumas desechables o recargables, más fáciles y cómodas de utilizar”, explica.
Según explica Costas Piliounis, consejero delegado de Novo Nordisk en España, con motivo del Día Mundial de la Diabetes que se celebra este domingo 14 de noviembre, “7,5 millones de personas con diabetes están utilizando una pluma de insulina de Novo Nordisk”. Así, se estima que cada día se administran 314 millones de unidades de esta hormona, lo que supone más de 115.000 millones de dosis al año. “Desde el inicio de su actividad, Novo Nordisk tiene el compromiso de facilitar la calidad de vida de las personas con diabetes y es una máxima de la compañía la investigación constante en dispositivos que contribuyan a ello”. De hecho, la compañía cuenta a nivel mundial con el 57 por ciento de cuota de mercado de los dispositivos inyectables de insulina.Estos dispositivos también han contribuido a mejorar la integración de las personas con diabetes en la sociedad.
En opinión de Eloisa González, “las plumas aportan a los pacientes más seguridad y confianza en sí mismos, ya que ahora no sienten reparo para administrarse la insulina, pues pueden hacerlo en cualquier lugar o momento sin sentir el apuro de tener que ponerse a cargar la insulina en la jeringuilla”.Por otro lado, con la aparición de las plumas inyectables los pacientes han conseguido un mejor control terapéutico, ya que las plumas de insulina permiten asegurarse de que, efectivamente, se está recibiendo la cantidad correcta de insulina. “Las plumas ya están dosificadas e incluso en algunas vienen hechas las mezclas, por lo que es difícil que los pacientes cometan errores que antes eran frecuentes”, asegura. Igualmente, el diseño de estas plumas está pensado para evitar confusiones entre la insulina de acción rápida y la de lenta por lo que “es mucho menos probable que se puedan intercambiar e inyectarse una en lugar de la otra”, añade.
Con el objetivo de adaptarse a las necesidades de cada persona con diabetes y facilitar la administración de insulina y mejorar así su calidad de vida, estas plumas han incorporado en estos años mejoras como la dosificación por unidades, entre otras. “En el caso de los pacientes invidentes se han incorporado marcas en el borde de la pluma para que sepan qué cantidad exacta deben inyectarse. Para los adultos mayores, que suelen tener dificultades de visión o temblores, también se han desarrollado dispositivos con tipografía más grande para que resulte más fácil su lectura y no haya errores de administración”, pone como ejemplo esta enfermera.Para los profesionales sanitarios, “las plumas inyectables también han supuesto un avance fundamental a la hora de realizar nuestro trabajo. Es mucho más sencillo explicarle ahora al paciente cómo debe administrarse la insulina con la pluma”. Y es que hasta mediados de los ochenta, la jeringuilla había sido el único método de inyección utilizado y por tanto al paciente había que enseñarle “a coger un vial, cargar la insulina, sacar el aire de la jeringuilla, etc.”, señala Eloisa González.
**Publicado en "El Médico Interactivo"
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