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04 October 2010

¿Padece de hígado graso?


Un 80% de hombres y un 40% de mujeres mayores de 50 años, padecen ésta afección debida según se sabe hoy en día más que al alcoholismo a la obesidad y a un aumento de los triglicéridos, que en algunos casos puede conducir a un agravamiento de la función hepática apareciendo la Cirrosis
La Esteatosis hepática, es consecuencia de la acumulación de grasa en los hepatocitos o células hepáticas, demostrable mediante estudios histopatológicos. Aunque hoy en día la prueba más rápida y menos complicada de realizar son los ultrasonidos.Casi toda esta grasa está constituida por los triglicéridos que se sintetizan en los hepatocitos a partir de ácidos grasos provenientes del tejido adiposo y de quilomicrones procedentes del intestino. Estos lípidos representan el 5 % del peso del hígado normal, cuando se supera esta cantidad se acumulan en forma de vesículas grasas y dan lugar a una esteatosis o hepatopatía con afección primitiva a nivel de los hepatocitos que es generalmente benigna.


--Puede ser causada por:
-Trastornos de la oxidación hepática de las grasas, como sucede principalmente en el alcoholismo

-Síntesis incrementada de lípidos en el hígado

-Aporte aumentado de ácidos grasos, como sucede en la obesidad y en la diabetes tipo II

-Reducción del transporte de grasa desde el hígado como sucede en los estados carenciales (kwashiorkor) por carencia de proteínas, fosfatos y colina donde no se forman las lipoproteínas de muy baja densidad, produciéndose una acumulación de grasa en los hepatocitos.
Muchos autores coinciden en que el hígado graso no alcohólico es una condición benigna que presenta poco o ningún riesgo de progresión hacia un daño hepático intenso, sin embargo, en algunos pacientes la enfermedad puede progresar a varios estados de fibrosis hasta llegar a la cirrosis.
Afección poco sintomática y puede cursar incluso de forma asintomática y ser sospechada por los antecedentes de obesidad, alcoholismo o diabetes mellitus tipo II. Algunos pacientes aquejan sensación opresiva en hipocondrio derecho, cansancio, náuseas; en otros hay un aumento moderado de las aminotransferasas como única manifestación y al examen físico se puede encontrar hepatomegalia aumento de tamaño del hígado que se palpa por debajo de la última costilla.
El diagnóstico definitivo se hace mediante el estudio histológico en Laboratorio realizando una biopsia, que consiste pinchar en el hígado y extraer algunas células o hepatocitos. No obstante, con el desarrollo de la imagenología, el diagnóstico de esta hepatopatía se ha hecho más frecuente, por ser éste un método menos invasivo que la biopsia hepática. Hay una clasificación ultrasonográfica mediante el sistema de escala de grises. Este método tiene una sensibilidad del 91,3 % y una especificidad del 83,3 % en el diagnóstico de hígado graso.
Aunque algunos casos de hígado graso se relacionan con el alcoholismo la mayoría se deben, hoy en día, a la obesidad y a altos niveles de colesterol y triglicéridos. La mayor incidencia de la diabetes tipo dos (la que no necesita inyectarse insulina) también favorece el desequilibrio metabólico.


-Como evitarla
Una de las cosas que debemos hacer es evitar las rápidas pérdidas de peso o las subidas y bajadas del mismo (muy típico en la gente que hace dieta) ya que son un factor añadido que aumenta el riesgo de tener hígado graso. Lo ideal es buscar una dieta adecuada a nuestro caso que nos ayude a perder peso gradualmente.
Evitar el alcohol sólo o en combinación, la leche de vaca (mejor el yogur y el kéfir), los quesos muy curados y las grasas de origen animal, son pautas básicas.
Hemos de reducir el azúcar y los dulces y por otro lado cuidar que no nos falte la proteína en la dieta (sobre todo las proteínas vegetales) ya que en muchos casos de hígado graso o esteatosis hay una gran resistencia a la insulina. Los endulzantes artificiales (Sacarina) nos irán muy bien en estos casos.
Y también los los antioxidantes, como la vitamina A, C, E y el Selenio, que pueden colaborar en evitar una degeneración celular.
Los alimentos ricos en fibra (vegetales y cereales integrales) nos ayudarán a absorber menos grasas y azucares de la dieta.
El pescado azul, las legumbres, las semillas y los frutos secos crudos (en poca cantidad) nos ayudarán también en nuestra lucha contra el colesterol.
El limón es un gran aliado en estos casos de hígado graso (podemos añadirlo al agua y a las ensaladas) Una buena combinación es el zumo de zanahoria y limón.

**Publicado en el Boletín Informativo nº 4 de Nutropedia

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