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27 May 2010

El consumo de fitoesteroles ayuda a disminuir un 20% la absorción de colesterol por el organismo


Sin duda, la alta prevalencia de trastornos como diabetes y obesidad contribuyen a que la enfermedad cardiovascular continúe siendo la principal causa de mortalidad en España, de forma que representa el 32% de los fallecimientos en varones y el 44% de los fallecimientos en mujeres. "Pese al descenso de la mortalidad por esta enfermedad el número de pacientes sigue aumentando", explica doctor Manuel Delgado Gómez, del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Salamanca, vocal del Comité Organizador del Congreso y presidente de la Sociedad Castellano-Leonesa de Endocrinología, Diabetes y Nutrición. "Las tasas de ingreso hospitalario se han duplicado en los últimos años para la enfermedad cerebrovascular y se ha triplicado para la enfermedad coronaria, ocasionando más de 5 millones de estancias hospitalarias al año".
En relación al perfil lipídico, según el doctor Antonio Hernández Mijares, Jefe del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Dr. Peset de Valencia, "existe en la actualidad una importante evidencia científica sobre la estrecha relación de los niveles del colesterol plasmático con el riesgo cardiovascular, especialmente la subfracción del colesterol ligado a lipoproteínas de baja densidad (LDLc) o "colesterol malo". Sin embargo, en la actualidad, se sabe que tras normalizar las cifras del colesterol, aún permanece un porcentaje elevado de eventos cardiovasculares en la población. "Esto es lo que conocemos como riesgo cardiovascular "residual" y está relacionado con el aumento de triglicéridos (TG) y especialmente, por el descenso de las lipoproteínas de alta densidad (HDLc) o ‘colesterol bueno’", explica el doctor Hernández Mijares.
En la actualidad, se estima que las hipertrigliceridemias primarias o de base genética son relativamente escasas, la más frecuente es la hipertrigliceridemia familiar, y afectan a menos del 1% de la población general. Las alteraciones en los niveles de los triglicéridos y del HDLc o "colesterol bueno" están influenciadas por el estilo de vida -falta de ejercicio, dieta inadecuada, etc.-, además de asociarse a otras patologías muy prevalentes, obesidad y diabetes mellitus principalmente. A este respecto, en los últimos años, se ha puesto de manifiesto el papel de los fitoesteroles en la bajada del alto nivel del colesterol en sangre. Según el doctor Hernández Mijares, "la absorción de colesterol se estima en un 45% de la ingesta en condiciones normales, mientras que consumiendo fitoesteroles en cantidades elevadas, esta absorción puede bajar aproximadamente al 25%". Esto quiere decir que la absorción del colesterol se puede disminuir hasta en un 20%.
Los fitosteroles son esteroles de origen vegetal, de estructura química muy parecida al colesterol. Su papel en el tratamiento de las dislipemias consiste en que bloquean la absorción del colesterol a nivel intestinal, ya que para que el colesterol sea absorbido por la mucosa intestinal debe antes unirse a ácidos y sales biliares y formar micelas. La estructura química de los fitoesteroles es muy parecida a la del colesterol, y eso hace que ambos compuestos compitan a la hora de unirse a los ácidos biliares. "Cuando se administran fitoesteroles, éstos se unen a los ácidos biliares, de esta manera el colesterol no es absorbido y se excreta en las heces", afirma el doctor Hernández Mijares. "La absorción de colesterol se estima en un 45% de la ingesta en condiciones normales, consumiendo fitoesteroles, en cantidades elevadas, puede bajar aproximadamente al 25%".
Los fitoesteroles están en la mayoría de las plantas. Los vegetales contienen una gran concentración de estos componentes. Existen 25 tipos diferentes de fitoesteroles, 3 de los cuales son los más utilizados: sitosterol, campesterol y estigmasterol. Sobre la ingesta recomendada diaria de estas sustancias, este experto hace hincapié en que "debe ser de 1,5 a 2 g/día para lograr una disminución del 10 al 15% del colesterol malo o LDLc".


-Aterosclerosis
La aterosclerosis es la forma más frecuente de arteriosclerosis (endurecimiento de arterias de mediano y gran calibre), que se caracteriza por un engrosamiento de la túnica íntima con placas que contienen macrófagos llenos de lípidos y grasas, principalmente de colesterol. Las principales manifestaciones clínicas de la aterosclerosis son la cardiopatía isquémica, los accidentes cardiovasculares cerebrales, la arteriosclerosis obliterante de las extremidades inferiores, la afectación de las arterias renales y la aórtica.
Respecto al perfil del paciente con enfermedad cardiovascular, el doctor Delgado Gómez destaca la importancia de la presencia del conocido como síndrome metabólico en casi todos los pacientes: "Se trata de personas de edad media-alta, con sobrepeso u obesidad de cintura, pre-diabetes o diabetes establecida, hipertensión, e hiperlipemia de perfil aterogénico (triglicéridos elevados con cifras bajas de colesterol ‘bueno". En la actualidad, la prevalencia del síndrome metabólico en España varía del 15,5% al 19,3% en la población adulta.


--Obesidad, diabetes, aterosclerosis y riesgo cardiovascular
Los sujetos con diabetes tienen un riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular 2–4 veces superior a lo observado en la población general de similar edad y sexo. En este sentido, el doctor Hernández Mijares explica que "las complicaciones cardiovasculares atribuibles a la arteriosclerosis son responsables del 70–80% de todas las causas de muerte en los sujetos con diabetes mellitus y representan más del 75% del total de hospitalizaciones por complicaciones diabéticas". Asimismo, este experto afirma que "las características de las lesiones arteriosclerosas en los sujetos diabéticos son de desarrollo más rápido y precoz, afectación más generalizada y grave, mayor frecuencia de placas inestables, incidencia similar en ambos sexos y mayor presencia de isquemia necrosis silente o con menor expresividad clínica".
En cuanto a la obesidad, especialmente aquella que se asocia a una distribución central de la grasa u obesidad abdominal, se asocia a un perfil lipídico aterogénico, es decir, incremento de las LDLc, los triglicéridos y descenso del HDLc. Además, este tipo de obesidad se asocia frecuentemente a hipertensión arterial. "Todas estas alteraciones tienen como tronco fisiopatológico común la resistencia a la insulina y, por tanto, la tendencia a presentar tolerancia alterada a la glucosa o diabetes mellitus", concluye el doctor Hernández Mijares.

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