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16 February 2010

Cerca de 25.000 pacientes mueren al año en la Unión Europea a causa de la resistencia al uso de antibióticos

Varios estudios desarrollados hasta el momento indican que ciertos patrones de uso inadecuados de los antibióticos afectan en gran medida al número de organismos resistentes que se desarrollan. Así, el uso excesivo de antibióticos de amplio espectro, tales como las cefalosporinas, o su uso incorrecto han hecho que la resistencia haya pasado a convertirse en un problema mundial de primer orden.
El constante aumento de la resistencia a los antimicrobianos, junto a la limitada disponibilidad de nuevos fármacos efectivos tiene una gran trascendencia científica, médica y de salud pública. Por ello, el Instituto de Salud Carlos III y la Dirección General de Salud Pública y Sanidad Exterior del Ministerio de Sanidad y Política Social han organizado una jornada sobre resistencia a antimicrobianos en Madrid, a la que han asistido cerca de 250 participantes. El objetivo fundamental de dicha jornada ha sido analizar los mecanismos de resistencia, sus consecuencias para la salud pública y las posibles soluciones que se pueden dar a este problema.

-Qué hacer frente a un problema emergente de salud
En la actualidad, las agencias internacionales que se ocupan de la salud de los ciudadanos, como la Organización Mundial de la Salud (OMS), consideran las resistencias a estos antibióticos como una de sus prioridades de actuación, ya que constituyen un importante problema emergente a nivel epidemiológico y ecológico, asociado a un elevado nivel de morbilidad y mortalidad. Y es que, tal y como indica el Dr. Fernando Baquero, del Hospital Ramón y Cajal, “el número de muertes anuales en la Unión Europea, a causa de la resistencia a antibióticos se sitúa en 25.000 personas”.
La diseminación mundial de enterobacterias, como la Escherichia coli, se ha convertido en un gran problema en España, ya que ha pasado de presentar casos esporádicos en 2001, a expandirse de manera epidémica en 2007. Por ello, “es necesario identificar la resistencia tanto como un problema de salud para las personas como una emergencia para la sociedad”, señala el Dr. José Campos, del Centro Nacional de Microbiología y miembro de la Red Española de Investigación en Patología Infecciosa (REIPI).
Las perspectivas del s. XXI en este sector no resultan esperanzadoras, pues se espera “el aumento continúo de la presencia de multi-resistencias, la aparición y diseminación de superbacterias, necesidades no cubiertas en el entorno hospitalario, y una baja disponibilidad de nuevos antibióticos, ya que el proceso de desarrollo puede durar de 12 a 24 años. Un ejemplo de ello es el uso de carbapenemas, que anteriormente eran utilizadas como fármacos de reserva y que en la actualidad son empleadas como fármacos de primera línea”, indica el Dr. Campos.
A fin de alcanzar soluciones a este problema emergente, las agencias de salud están llevando a cabo acciones internacionales, “mediante la creación de organismos como el ECDC (Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, en sus siglas en inglés), y la elaboración de documentos en los que se promueve el uso prudente de los antibióticos en medicina humana. Dado que el 80% de estos antibióticos se emplea para el tratamiento de infecciones respiratorias, fundamentalmente de origen viral, dichos organismos promueven la implantación de medidas de control tan sencillas como el lavado de manos”, afirma el Dr. Campos.
Asimismo, tal y como afirma este especialista, “se están llevando a cabo otras iniciativas como el Día Europeo del Uso Prudente de los Antibióticos, cuya trascendencia ha crecido considerablemente en los dos últimos años, y cuyas actividades se suman a la actividad de organismos como ECDC, encargados de estimular la creación de nuevos antibióticos y de alcanzar una estrategia global para luchar contra la resistencia”.

-Desarrollo de resistencia
La resistencia es un proceso natural y regulado, fruto de la evolución, tal y como indica el Dr. Jesús Blázquez, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y miembro de la REIPI, “que puede verse acelerado por situaciones de estrés para los microorganismos, como es el propio tratamiento antibiótico”. Así, explica, “la resistencia puede aparecer como consecuencia de la transferencia horizontal, definida como la adquisición de genes de resistencia de otras bacterias que han encontrado el mecanismo adecuado para vencer al efecto del antibiótico. El segundo método mediante el cual las bacterias generan resistencia es a través de la modificación y reorganización genómica”.
A pesar de que en la actualidad existen moléculas que pueden inhibir los sistemas encargados de reparar el ADN dañado, y por tanto impedir la recombinación y mutación inducida por los diferentes antibióticos, o bien aumentar la sensibilidad a diferentes antibióticos bactericidas, todavía es necesario seguir trabajando. Asimismo, se sabe que en las bacterias existe una jerarquía reguladora en su metabolismo. En este sentido y conociendo un regulador maestro, es decir aquel que se encuentra en las escalas superiores de la jerarquía, es posible bloquear el resto de reguladores que se encuentran por debajo”, indica el Dr. Blázquez.
El objetivo actual de la investigación se establece en torno a la identificación de nuevos antibióticos eficaces frente a “los procesos de evolución bacteriana, las proteínas reguladoras maestras, la comunicación bacteriana, la formación de biofilm, y a los mecanismos de resistencia como pueden ser las bombas de flujo, capaces de expulsar el antibiótico de la bacteria”, señala el Dr. Blázquez.

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