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23 June 2009

La espirometría es un método que aún se utiliza poco en el diagnóstico del asma

En la actualidad, entre el 8 y el 15% de la población española padece asma, unas cifras que van en aumento, sobre todo, entre los niños. Sin embargo, el asma es una enfermedad infradiagnosticada ya que se calcula que el 50% de los asmáticos aún están sin diagnosticar. Uno de los motivos principales es la “escasa utilización de la espirometría en las consultas”, aseguró Fernando Gómez, médico de Atención Primaria en el Centro de Salud de Bargas de Toledo y miembro del Grupo Respiratorio de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) en el trascurso del XVI Congreso Nacional y X Internacional de Medicina General y de Familia celebrado recientemente en Oviedo.

En este sentido, Gómez recordó que la espirometría, la técnica indolora que mide los flujos y volúmenes respiratorios de una persona, es un método útil e imprescindible para el diagnóstico y seguimiento de patologías respiratorias como el asma. “Esta prueba de función pulmonar está al alcance en todas las consultas de Atención Primaria y Especializada, pero sobre todo en Atención Primaria -que supone para el paciente la puerta de entrada al sistema sanitario-, se sigue utilizando poco”, explicó. Ésta es la razón principal “por la que existe falta de diagnóstico”, matizó.

Asimismo, el tipo de sintomatología que sufra el paciente determinará un diagnóstico correcto o no. Es decir, en ocasiones el asma se manifiesta a través de síntomas poco comunes que pueden equivocar el criterio del experto. “A veces aparecen pocos síntomas o sólo en determinadas estaciones y no son los más frecuentes, como la tos, los pitos en el pecho o la falta de aire, por lo que el médico debe realizar una historia clínica cuidadosa”, señala Gómez. Así, se debe proceder a relacionar los distintos síntomas con posibles agentes irritantes, así como con antecedentes personales y familiares que puedan orientar al proceso asmático. Por último, añade este experto, “siempre se realizará un estudio de función pulmonar con una espirometría que demostrará si el paciente tiene un problema de obstrucción bronquial”.

En esta dirección, los expertos reunidos en el congreso no olvidaron poner sobre la mesa la reciente presentación en nuestro país de la Guía Española para el Manejo del Asma 2009 (GEMA). En esta nueva edición, la guía GEMA incluye la terapia SMART*, que demuestra la eficacia de Symbicort® (la combinación de budesónida y formoterol) como terapia de mantenimiento y a demanda para el alivio de los síntomas en la reducción de las exacerbaciones y en la mejora del control diario del asma en pacientes asmáticos no controlados.

“La aparición de la terapia SMART* supone evidentemente una innovación más a tener en cuenta dentro del campo terapéutico”, señaló el doctor Gómez. Symbicort® en terapia SMART* es la primera forma de tratar el asma que proporciona a los pacientes la terapia de mantenimiento y de alivio de los síntomas en un único inhalador; budesónida (una terapia antiinflamatoria que actúa en horas) y formoterol (un broncodilatador de efecto rápido y duradero). De esta forma, los pacientes tratan la inflamación subyacente de sus vías respiratorias con cada inhalación tanto en las de mantenimiento como en las inhalaciones a demanda para el alivio de los síntomas.

“Este tipo de guías, como la GEMA, tratan de reunir los conocimientos con mayor evidencia hasta el momento y ofrecer recomendaciones de actuación, por lo que los profesionales sanitarios deberían seguirlas”, manifestó este miembro de la SEMG. Sin embargo, “han aparecido varios estudios que demuestran que estas guías se siguen menos de lo deseable, quizá porque no se produce una difusión de ellas lo suficientemente amplia”, opina. Lo que está claro, matizó, es que “siguiendo la guía GEMA se consiguen mayores porcentajes de control del asma”.

Por último, para conseguir un óptimo manejo de esta enfermedad y una mejor utilización de los recursos, Gómez apostó por un diagnóstico correcto de la enfermedad, sobre todo, si es la primera vez que el paciente acude a consulta. “Se debe establecer el grado de gravedad de asma y, a partir de ahí, utilizar los tratamientos que recomiendan las guías. Posteriormente, el asmático deberá ser evaluado de nuevo y en función de su estado se añadirá, se suprimirá o se cambiará la terapia con el fin de lograr el control de la patología”, destacó. “El asma es una enfermedad variable, por lo que el tratamiento deberá ser individualizado subiendo o bajando de escalón dependiendo de la gravedad tal y como muestra la GEMA”, concluyó.

*SMART (Symbicort® Maintenance and Reliever Therapy): terapia de mantenimiento y a demanda para el alivio de los síntomas con Symbicort®).

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