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18 May 2009

La comunidad científica defiende el carácter ético de la terapia con células madre embrionarias

“El nacimiento es el de un niño, no el de un determinado número de grupos celulares”. La frase corresponde a Álvaro Urbano-Ispizua, hematólogo del Hospital Virgen del Rocío, y da respuesta al intenso debate social abierto alrededor de la terapia con células madre embrionarias. El experto, quien participa en “Encuentros con la salud”, una iniciativa organizada con la asesoría científica de la Academia de Ciencias Médicas de Bilbao y la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad del País Vasco y que cuenta con el patrocinio del Grupo Quirón, ha participado en uno de los hechos científicos más relevantes de este comienzo de siglo: la terapia celular que ha derivado en la gestación de un niño para salvar la vida de su hermano en Cádiz.

“Era necesario realizar un trasplante de médula que corrigiese una anemia congénita grave que ponía en peligro la vida del hermano mayor”, asegura el experto. “¿Acaso no es lícito, desde el punto de vista ético, salvar la vida de un ser humano?”, se pregunta el experto. Urbano-Ispizua compartirá sus reflexiones con la Aitziber Emaldi, experta en bioética de la cátedra de Derecho y Genoma Humano de la Universidad de Deusto. La especialista entiende que “se justifica la procreación de un hijo para salvar un matrimonio o perpetuar un apellido y se ponen trabas éticas para gestar un niño que salve la vida de su hermano. No parece coherente”.

Recuerda Urbano-Ispizua que las células “son las únicas formas orgánicas capaces de regenerar tejidos que abastezcan de nuevas unidades celulares, sanar enfermedades y producir órganos para la práctica de trasplantes. Las células más potentes son las embrionarias, obtenidas de un óvulo fecundado, porque en ellas reside el origen de la vida, la capacidad para convertirse en cualquier órgano o tejido del cuerpo humano. Las adultas se extraen de los tejidos ya formados y tienen, en principio, la limitación de que sólo pueden acabar produciendo un órgano igual que en el que vivían. Las del páncreas podrían producir un páncreas y las del corazón, un corazón. Nada más”.

Desde 2007 la legislación española, una de las progresistas de todo el mundo en estas cuestiones, autoriza la clonación terapéutica para el tratamiento de enfermedades. Aitiziber Emaldi precisa que “existe una comisión nacional formada por expertos en ética que analiza caso por caso antes de dar luz verde. De este modo se garantiza el objetivo terapéutico del proyecto. Se trata, como en los orígenes de la medicina, de velar por la salud de los enfermos. No veo nada poco ético en esta gestión”.

La comunidad científica prefiere trabajar con células madre embrionarias, obtenidas, en muchos casos, de material genético sobrante de ciclos de reproducción asistida ya que, “tal y como asegura Urbano-Ispizua, “son más eficaces”. En cualquier caso, el hematólogo asegura que “no hay que tener falsas esperanzas. El uso terapéutico generalizado de células madre es una realidad aún en ciernes y quedan años para que se convierta en una realidad tangible”.

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