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04 May 2009

Hasta el 50% de las personas con Artritis Reumatoide debe abandonar su trabajo tras 10 años desde el inicio de la enfermedad

Entre el 25 y el 50 por ciento de las personas que sufren Artritis Reumatoide (AR) han de abandonar sus puestos habituales de trabajo tras diez años desde el inicio de la enfermedad. De hecho, la AR se ha convertido en la causa más frecuente de incapacidad laboral potencialmente tratable en el mundo occidental.

Esta situación se debe sobre todo a que la AR es una dolencia crónica e incapacitante que se presenta en la mayoría de los casos en el pleno apogeo de la vida laboral, puesto que aparece en personas con edades comprendidas entre los 25 y los 55 años.

Según explica el doctor Santiago Muñoz, del Servicio de Reumatología del Hospital Infanta Sofía, en San Sebastián de los Reyes (Madrid), “es crucial impedir la evolución natural de la enfermedad en los dos primeros años para evitar futuras secuelas en los pacientes”.

Las pequeñas rutinas del día del día están en gran medida vinculadas a la actividad
profesional que desempeñamos, por lo que la pérdida gradual de la capacidad de
realizarlas constituye un proceso altamente doloroso para los 250.000 pacientes que
padecen esta enfermedad en nuestro país, "El desconocimiento que actualmente existe sobre esta enfermedad, hace que a los
pacientes con AR les suponga un reto importante a la hora de comentar su situación en la empresa", según explica Antonio Torralba, presidente de la Coordinadora Nacional de Artritis (ConArtritis). "Una mayor información sobre la AR ayudaría a su normalización en el entorno laboral, de forma que se pudiera ver como cualquier otra patología crónica actual".

-Costes elevados

Tal y como indica el informe ‘Artritis Reumatoide: carga de la enfermedad y acceso de los pacientes a los tratamientos" el coste anual medio por paciente con AR asciende en España a 15.000 euros. De la misma forma, han sido varios los estudios realizados durante los últimos años que han llegado a la conclusión de que los gastos indirectos " entre los que se incluyen la pérdida de la productividad por incapacidad, jubilaciones anticipadas y pensiones por discapacidad -, son de dos a cuatro veces mayores que los costes directos derivados de costes médicos, farmacéuticos y hospitalarios.

Se estima que la media de días que una persona con AR se ausenta de su trabajo por
incapacidad temporal debida a esta enfermedad puede llegar incluso a los 82 días al
año.

Dolor, cansancio y pérdida de funcionalidad son algunos de los signos característicos de la AR que en mayor medida pueden afectar a la vida laboral de los pacientes.

"El hecho de que los pacientes con AR contemos con una discapacidad en un mayor o
menor grado, no supone que tengamos que dejar nuestra labor profesional: tenemos la
capacidad de adaptarnos a los retos necesarios y a los nuevos tiempos", subraya Antonio Torralba. "En los momentos actuales en los que la conciliación de la vida familiar y laboral es un tema latente, también es importante que hablemos de la conciliación laboral de las personas que, como los pacientes con AR, podríamos mantener nuestra vida laboral si contáramos con una readaptación de los puestos y horarios de trabajo".

Si bien el diagnóstico precoz de la AR es importante, también lo es el tratamiento
temprano con fármacos capaces de ralentizar la progresión de la enfermedad, todo esto con el fin de evitar que se llegue a situaciones de un gran deterioro en las articulaciones, que puedan impedir llevar una vida social y laboral normal. Hoy en día es posible incrementar la calidad de vida de los pacientes mejorando tanto los signos como los síntomas de la AR hasta hacerlos desaparecer en un alto número de casos. Esto significa también que el número de días que estos pacientes deben faltar al trabajo por causa de la AR podría reducirse de forma importante.

Durante los últimos años se ha revertido la tendencia de retraso diagnóstico y terapéutico de la AR. Actualmente, gracias a las unidades de artritis precoz y la reducción de las listas de espera, el tiempo hasta el diagnóstico cada vez es menor”. Según explica el doctor Santiago Muñoz. "Por otro lado, los fármacos biológicos han demostrado mejorar la actividad inflamatoria y evitar la aparición de lesiones radiológicas, incrementando así la calidad de vida y la capacidad funcional de los pacientes. Nuestro objetivo hoy en día es que el paciente haga su vida normal, y esto significa que pueda trabajar lo más normalmente posible".

Para Antonio Torralba, “estos nuevos tratamientos hacen que las personas con AR
podamos llevar una vida normal y con una gran calidad, lo que nos ayuda a sentirnos
como personas más válidas y vitales”.

Hay que tener en cuenta que las enfermedades músculo-esqueléticas –entre las que se
encuentra la AR- tienen como característica su alta morbilidad y su baja mortalidad, con alta cronicidad y perdurabilidad en el tiempo. Esto implica que los costes de la
enfermedad, tanto directos como indirectos, se alarguen durante un periodo de tiempo
amplio.

-Acerca de la AR

La Artritis Reumatoide es una enfermedad autoinmune, crónica e incapacitante que se
caracteriza por la inflamación de la membrana que rodea las articulaciones. Esta
inflamación produce dolor, rigidez e hinchazón, lo que puede derivar en la destrucción irreversible de las articulaciones situación que puede empeorar en poco tiempo si no se diagnostica y trata convenientemente. Esta dolencia es altamente incapacitante y afecta a adultos jóvenes con edades comprendidas entre los 25 y los 55 años.

En nuestro país hay 250.000 personas que padecen esta enfermedad, y su incidencia es
del 0,5-1% por ciento. El coste medio anual por paciente en España asciende a 15.000
euros. Si nos referimos a los países europeos de nuestro entorno, el número de casos
asciende a los tres millones y su coste medio por cada uno de ellos a 17.000 euros.

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