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13 May 2009

El dolor torácico afecta al 12% de los españoles pero apenas la mitad consulta al médico

El dolor torácico afecta al 12,3% de la población española. Este síntoma, que puede provocar un deterioro de la calidad de vida a nivel físico y mental, motiva que sin embargo que apenas la mitad (42%) de los afectados acudió a la consulta del médico en el último año. Así lo demuestra un estudio*(1) cuyos resultados preliminares han sido presentados en la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) por el profesor Manuel Díaz-Rubio, jefe del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y presidente de la RANM.
Aunque el dolor torácico es un síntoma que produce gran alarma por la tendencia general a asociarlo de entrada con un problema cardiaco grave, el profesor Díaz Rubio subrayó que en realidad sólo en un tercio de los pacientes que acuden a urgencias se confirma después una patología del corazón. “Sabemos que muchos pacientes visitan anualmente a urgencias por este motivo y buena parte de ellos suelen ser considerados posibles enfermos cardiacos. Cuando a éstos últimos se les realiza una coronariografía y otras muchas pruebas se acaba comprobando que el dolor torácico estaba motivado por enfermedades esofágicas, psiquiátricas o músculoesqueléticas. Todo ello conlleva un gasto que podría reducirse si se conocieran mejor las múltiples causas que pueden producir dolor torácico y su frecuencia”.

Sin embargo, hasta la fecha sólo se han realizado dos estudios poblacionales sobre este síntoma, que a lo largo de la historia ha sido conocido con muchos nombres, algunos tan curiosos como ‘corazón del soldado’ o ‘neurosis cardiaca’. Uno de estos dos trabajos fue el presentado por el presidente de la RANM. El objetivo primario era determinar la prevalencia del dolor torácico en la población española y su posible etiología. Otros objetivos han sido evaluar los factores de riesgo asociados a la presencia del dolor torácico en general y por etiología (cardiaco y no cardiaco), analizar el papel del reflujo gastroesofágico y los trastornos motores esofágicos, valorar la importancia de la ansiedad y los ataques de pánico, y estudiar el impacto personal y sociosanitario que genera este síntoma.
El estudio se ha llevado a cabo sobre una muestra de 3.000 personas de la población general con más de 18 años. Se utilizaron distintos cuestionarios y los resultados preliminares revelan que el dolor torácico afecta al 12,3%, de los cuales el 1,9% era de origen cardiaco y el 10,4% no cardiaco. No se observaron diferencias llamativas en hombres y mujeres. “Por edades, en cambio, sí hemos observado que el dolor de etiología cardiaca es más frecuente a partir de los 65 años mientras que el no cardiaco tiene su pico de incidencia entre los 18 y los 24 años”, puntualizó el profesor Díaz-Rubio.

-Dolor torácico y reflujo
Hasta un 22,6% de los afectados refirió síntomas de reflujo gastroesofágico. La presencia de síntomas de reflujo, fundamentalmente la pirosis o regurgitación al menos una vez a la semana, estaba presente en el 52,2% de los que tenían un dolor torácico de origen no cardiaco, en el 63,8% de los pacientes con dolor torácico cardiaco, y en el 26,1% de aquellos que no tenían dolor torácico.
Otros datos relevantes del estudio adelantados por el profesor Díaz-Rubio en su intervención en la Academia fueron que un 42,5% de los que padecen dolor torácico consultó esta molestia con su médico en el último año; un 31% acudió a urgencias hospitalarias y hasta un 6% tuvo que ser ingresado en el hospital.

-Calidad de vida y productividad
El impacto del dolor torácico no cardiaco sobre la calidad de vida y la productividad de los afectados es muy alto. Sin embargo, el profesor Díaz-Rubio explicó que cuando se les realizaba coronariografía que descarta el problema cardiaco mejoran de una forma manifiesta pasados de uno a tres años. “En los que sufren dolor torácico no asociado a una enfermedad cardiaca el pronóstico es benigno, pero tienen una mala calidad de vida, ingresos hospitalarios y consultas frecuentes, resultados terapéuticos mediocres y un elevado coste económico y social. A esto hay que sumar el efecto mental que la incertidumbre causa en ocasiones en el paciente”. De hecho, según el estudio presentado en la RANM, la depresión es más común entre los pacientes con dolor torácico de origen cardiaco.
El profesor Díaz-Rubio se mostró partidario de sumar esfuerzos para elaborar un consenso sobre el dolor torácico en general y sobre el de origen no cardiaco en particular. En este segundo grupo las causas más frecuentes son pulmonares (pleuritis, neumotórax, traqueobronquitis y en algunos casos neumonías), mediatínicas (mediastinitos y el enfisema mediastínico), musculoesqueléticas (roturas musculares, distensiones y sobrecargas musculares y la neuritis intercostal), osteoarticulares (osteoartritis de la columna cervical y de la dorsal y el denominado síndrome de Tietze, que afecta a las articulaciones segunda, tercera, cuarta e incluso la quinta), psicógenas (ansiedad, depresión y estrés) y digestivas (enfermedades esofágicas, dispepsia funcional, úlcera gastroduodenal, litiasis biliar y pancreatitis). “La mayoría de estas patologías se acompañan de otros síntomas que ayudan a lograr el diagnóstico. Las enfermedades esofágicas pueden originar cuadros clínicos muy similares a los coronarios”, destacó el presidente de la RANM.

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