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04 April 2009

Los expertos piden que se regule el uso de medicamentos en la elaboración de fórmulas magistrales

En los últimos años se ha hecho patente un importante incremento de la formulación magistral y preparados oficiales en los hospitales españoles. Ante la ley, estos productos son considerados medicamentos, aunque su elaboración se realiza de forma individual para cada paciente.
Con el objetivo de tratar todos estos asuntos, el Área de Farmacia Hospitalaria de AstraZeneca ha organizado las "Jornadas de Formulación Magistral: situación actual y tendencias futuras", en el Salón de Actos del Hospital General Universitario de Alicante. A modo de ejemplo, este centro hospitalario preparó 1.800 fórmulas magistrales (que pueden constar de varias unidades) y 10.500 preparados oficiales (incluyendo antisépticos y desinfectantes) en 2008.
El Ministerio de Sanidad y Consumo "debería clarificar, desde el punto de vista normativo, la utilización de medicamentos registrados como materia prima de fórmulas magistrales y preparados oficinales, con sus limitaciones e indicaciones", ha destacado Juan Selva, doctor en Farmacia y responsable de la Sección de Farmacotecnia del Hospital General Universitario de Alicante. También "habría que incorporar las nuevas fórmulas de importante necesidad terapéutica al formulario nacional, que debería ser más dinámico".

El también coordinador de las "Jornadas de Formulación Magistral: situación actual y tendencias futuras" recuerda que en los hospitales españoles se llevan a cabo múltiples manipulaciones de medicamentos parenterales (unidades nutrientes artificiales, fluidoterapia con aditivos, fármacos oncológicos, etc.), lo que representa miles de unidades al mes, en algunos casos. Estas prácticas "deberían disponer parecidos requerimientos a la fabricación fórmulas magistrales y preparados oficinales", ha añadido.
Las fórmulas magistrales se suelen preparar para pacientes pediátricos; en adultos a los que no se les puede administrar un determinado medicamento por contraindicación con alguno de sus componentes (excipientes); en pacientes sondados y geriátricos con dificultades de deglución, en aquellos casos en los que se dejado de fabricar un determinado medicamento, y por ventajas derivadas de las prestaciones de la propia fórmula (dosis, sabor, forma farmacéutica, etc.).
El control de calidad de las fórmulas magistrales y preparados oficinales tiene dos vertientes: mientras que las materias primas necesitan del certificado analítico del proveedor o un análisis en el propio hospital, los productos acabados requieren algunas pruebas que ayuden a ratificar la idoneidad de lo realizado. En general, "hay que disponer de procedimientos normalizados de trabajo conformes a la legislación vigente", ha explicado el experto. "El nivel de exigencia es el mismo para el hospital que para la oficina de farmacia".

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