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05 March 2009

Una vacunación generalizada supondría el fin de enfermedades como el sarampión, la rubeola o el tétanos en nuestro medio

Llevar a cabo una vacunación generalizada en adultos lograría eliminar determinadas enfermedades como el sarampión, la rubéola o el tétanos en nuestro medio, por lo que las administraciones sanitarias deberían redoblar sus esfuerzos e invertir más para tener los calendarios de vacunación en adultos lo más completos posibles, según ha puesto de manifiesto el doctor Ángel Gil de Miguel, miembro del Grupo de Estudio de Vacunación en el Adulto (GEsVA) y catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos (Madrid) durante un coloquio en el marco del Máster en Epidemiología y Salud Pública que se celebró ayer en la citada universidad madrileña.
En opinión del experto, "hay que tener en cuenta que los programas de vacunación son una parte clave dentro de las actividades en salud pública y no sólo desde el punto de vista económico, sino también por los beneficios alcanzados". En este sentido, indica que las administraciones sanitarias invierten una parte significativa de sus presupuestos en los programas de vacunación, aunque "sería bueno aumentar esta cantidad para lograr programas de vacunación completos, ya que están consiguiendo una importante reducción de la morbimortalidad por muchas enfermedades".
En opinión de este especialista, "la protección en el adulto es esencial ya que en gran medida no sólo quedan ellos protegidos, sino que se puede romper la cadena epidemiológica de muchas enfermedades inmunoprevenibles y así evitar gran cantidad de afecciones en niños y adultos, principales colectivos de riesgo".

Por su parte, el doctor Ramón Cisterna, coordinador del GEsVA y jefe de Servicio de Microbiología Clínica y Control de la Infección del Hospital de Basurto (Vizcaya), asegura que "la vacunación en el adulto es sumamente beneficiosa en términos de salud, ya que podría evitar un número importante de efectos adversos e, incluso, la muerte. Además, estas medidas preventivas favorecen una mejora calidad de vida".
No obstante, a juicio del doctor Cisterna, habría que establecer una serie de prioridades vacunales. Así, recomienda "vacunarse de la gripe anualmente sobre todo entre los grupos de riesgo como colectivos sanitarios, personas con el sistema inmunitario deprimido, aquellos que padecen enfermedades crónicas de base y los mayores de 50 años, por ser un grupo de edad a partir del cual muchos de ellos pueden presentar condiciones de riesgo para sufrir procesos gripales complicados; mientras que a partir de esta edad (50 años) también sería bueno vacunarse frente al neumococo y frente al zóster, aunque esta nueva vacuna todavía está por llegar al sistema sanitario español". Asimismo, mantener la protección frente a la Hepatitis B, difteria y tos ferina también es importante en al edad adulta, recalca.

Según un estudio realizado por el GEsVA, el 30% de las personas mayores de 18 años reconoce que no se ha vuelto a vacunar desde la infancia, lo que pone de manifiesto una baja cobertura vacunal entre los adultos. Para mejorar esta situación, el profesor Gil de Miguel aboga por "llevar a cabo campañas de sensibilización entre la población general, con la implicación estrecha de los profesionales de Atención Primaria que son los que están más cerca de los pacientes".
Finalmente, los expertos del GEsVA insisten en los beneficios de disponer un carné vacunal que les permita tener constancia de las vacunas administradas, la fecha y la dosis. Esta cartilla permitirá, además, recordar las revacunaciones respetando al máximo el intervalo entre dos dosis. "Para ello, la visita al médico, la enfermera o al hospital debe ser una oportunidad para vacunarse que no hay que perder", concluye el doctor Cisterna.

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