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06 March 2009

Los ancianos con esquizofrenia reciben una atención médica deficitaria

"La esquizofrenia tardía es una categoría diagnóstica controvertida". Así de contundente se muestra el doctor Martín Carrasco, director médico de la Clínica Psiquiátrica Padre Menni de Pamplona, al impartir su charla "Esquizofrenia y trastornos Paranoides de la Tercera Edad" dentro del XVII Curso de Actualización en Psiquiatría que tendrá lugar en el Palacio de Congresos Europa de Vitoria-Gasteiz.
Aunque se considera que la esquizofrenia es una enfermedad de la adolescencia tardía o el inicio de la madurez, una proporción no desdeñable de pacientes presentan la enfermedad por primera vez en la etapa final de la vida. Las estimaciones epidemiológicas más conservadoras estiman que un 0,6% de la población mayor de 65 años padece este trastorno, lo que ofrece un número total de 70.000 ancianos con esquizofrenia en nuestro país.

"Se trata de un grupo de pacientes graves y con un alto nivel de discapacidad cuyas necesidades asistenciales pasan con gran frecuencia desapercibidas", asegura el doctor Carrasco. Además, el estado clínico y cognitivo, así como el nivel funcional de estos pacientes todavía no ha sido determinado de forma contundente por los estudios realizados.
De todas formas, según el experto "existen muchos datos que indican que estos pacientes pueden estar relativamente desatendidos en cuanto a su salud física, o la atención médica especializada, incluida la atención psiquiátrica". Por otra parte, cabe destacar, que la esquizofrenia de inicio tardío se diferencia de la de inicio temprano, entre otras cosas, por la "menor presencia de síntomas negativos y trastornos del pensamiento".

-Tratamientos en tela de juicio
Estos pacientes de la tercera edad suelen recibir tratamiento con antipsicóticos de primera generación, pese a las evidencias que existen de una mayor toxicidad de estos medicamentos en estos pacientes, comparados con los antipsicóticos atípicos (risperidona, olanzapina y quetiapina) que presentan "baja prevalencia de efectos adversos de tipo extrapiramidal, a los que la población anciana es más sensible", explica el conferenciante.
De igual forma, existe un "riesgo grave" para estos pacientes de acabar ingresados en centros residenciales que tratan otro tipo de patologías, "como Alzheimer u otras demencias degenerativas". El problema de esto es que estos centros "prestan un tipo de atención radicalmente distinto del que precisan estos pacientes", añade el doctor Martín Carrasco.

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