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06 March 2009

La Cirugía robótica emerge como técnica de elección en el tratamiento de determinados tipos de cáncer

“El futuro no está en nuestras manos sino en las manos de un robot, en la precisión lograda por la cirugía robótica”. La frase corresponde a Ander Astobieta, coordinador del II simposio internacional de Cirugía Robótica y nuevas tecnologías en Urología y expresa una realidad: “La urología del siglo XXI está basada en la aplicación de la tecnología”. El encuentro científico, auspiciado por el Grupo Urología Clínica, realiza una revisión de las últimas aplicaciones de la tecnología robótica.
La gran atracción de este congreso son los nuevos videoendoscopios flexibles con chips en la punta (cámara de televisión miniaturizada) que permiten explorar y tratar la vía urinaria por el orificio natural, la uretra. Son aparatos con diámetro similar al grosor de una cerilla lo que posibilita una exploración completa gracias a unas imágenes increíblemente precisas.
Desde las aplicaciones clásicas en la prostatectomía radical –resuelven el problema oncológico y la funcionalidad del paciente, con un aumento del porcentaje de erecciones hasta un cincuenta por ciento y la reducción del problema de la incontinencia urinaria a límites apenas perceptibles, alrededor de un 0,5 por ciento- que suponen una sustancial mejora en la calidad de vida de los pacientes con cáncer de próstata, hasta aplicaciones más novedosas como la Nefrectomía Parcial Asistida por Robot (NPAR), la cistectomía radical y la aplicación de la crioterapia en el tratamiento del cáncer de próstata.

-Riñón y vejiga a salvo
Ander Astobieta reconoce que “siendo la patología renal la más clara indicación de la cirugía mínimamente invasiva, la nefrectomía parcial presenta las dificultades técnicas más importantes. Por todo ello, se presenta como alternativa a la laparoscopia convencional la Nefrectomía Parcial Asistida por Robot (NPAR). Su utilización se asocia con un notable incremento de la calidad de vida del paciente y una mejor preservación de la función del riñón a largo plazo”.
Esta técnica ha demostrado que “en el caso de los tumores menores de 4 centímetros, es posible extirpar únicamente el tumor y un margen pequeño de seguridad del tejido fino sano. La técnica alcanza tanta eficacia como la extirpación del riñón entero”.
Otra técnica en permanente evolución es la cistectomía radical robótica (CRR). Astobieta, expresa que “está indicada para pacientes con cáncer de vejiga infiltrante o superficial de alto riesgo. Comparada con la cistectomía radical abierta (CRA), la CRR está asociada con menor pérdida de sangre, una reducción de la estancia hospitalaria y de las necesidades analgésicas”. La cistectomía radical es curativa en la mayoría de los pacientes con enfermedad localizada con cifras de supervivencia libre de enfermedad a 5 y 10 años de alrededor del 70%.

-Crioterapia
La crioterapia o tratamiento por congelación es uno de los abordajes más novedosos en el campo de la oncología. Determinados tumores prostáticos, renales, óseos, hepáticos y pulmonares se pueden beneficiar de esta técnica. En el caso del cáncer de próstata, la principal indicación reside en los pacientes que han sido tratados con radioterapia y presentan una recidiva. Sin embargo, la última revisión de las guías de tratamiento de la Asociación Europea de Urología ya considera la crioterapia como una posible alternativa para ciertos pacientes
Recuerda el experto que “entre las ventajas del tratamiento por congelación destacan que es menos agresivo que la cirugía, que genera muy poca morbimortalidad y que permite al paciente una rápida recuperación. Otras razones que avalan la expansión de su empleo es que la edad media de los pacientes diagnosticados ha aumentado y se sitúa en torno a los 70 años; además, se estima que el 25 por ciento de los pacientes radiados recidivan, lo que les convierte en potenciales candidatos a la terapia”.

-Incontinencia urinaria y disfunción eréctil
Los avances científicos y tecnológicos de los últimos quince años han propiciado un diagnóstico precoz del cáncer de próstata, lo que aumenta las intervenciones quirúrgicas en torno a esta patología. Dicha operación conlleva dos secuelas frecuentes: la incontinencia urinaria y la disfunción eréctil. El Dr. Ander Astobieta, miembro del Grupo Urología Clínica de la Clínica Virgen Blanca de Bilbao (Bizkaia), asegura que "ambas complicaciones urológicas tienen solución, distinta en función del grado de severidad que presenten y de la técnica empleada para erradicar el cáncer de próstata".
Los datos son esclarecedores: en el caso de la cirugía abierta, el cien por cien de los pacientes intervenidos presentan una disfunción eréctil, porcentaje que disminuye al 70 por ciento si el tumor es atajado mediante laparoscopia y al 40-50 por ciento si se emplea la cirugía robótica. En cuanto a la incontinencia, el seis por ciento de los pacientes intervenidos tienen algún grado de pérdida, porcentaje que desciende por debajo del uno por ciento en el caso de las dos técnicas mencionadas.

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