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01 December 2008

Lácteos probióticos: el valor de lo auténtico

"Generalizar siempre es equivocarse". Esta afirmación del científico alemán Hermann Keyserling cobra especial relevancia ante los alimentos funcionales y, más concretamente, ante la percepción que tiene el consumidor de los productos probióticos. Según la Organización Mundial de la Salud, los beneficios que ejercen las bacterias probióticas sobre la salud dependen de la cepa utilizada y de su concentración en los productos. De este modo, no todos los "probióticos" del supermercado son iguales.

¿En qué se fundamenta el discurso sobre los beneficios saludables de los alimentos? ¿Qué factores marcan la diferencia entre aquellos productos con aportaciones saludables reales y sus imitadores? Los aspectos básicos a tener en cuenta son dos: la evidencia científica y, sobre todo, la cepa con la que se haya demostrado esa evidencia científica.
Respecto al aval científico, muchos productos se apoderan de la célebre coletilla "demostrado científicamente" sin fundamento alguno. Los estudios científicos que avalan las propiedades de los alimentos son el principal recurso para distinguir el original de la copia. Estos informes elaborados por médicos, científicos y/o nutricionistas, demuestran cómo actúa en nuestro organismo el producto en cuestión y qué pautas de consumo debemos seguir para maximizar su eficacia.
Las propiedades de los alimentos con probióticos ya cuentan con una relevante confirmación científica. Un informe elaborado por expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) sostiene que hay datos científicos suficientes que confirman la posibilidad de derivar beneficios para la salud del consumo de alimentos que contienen probióticos.

-Importancia de la cepa
Según este mismo informe, existen datos concluyentes que confirman que "determinadas cepas de probióticos son inocuas para el consumo humano y pueden aportar al consumidor algunos beneficios para su salud, si bien estos beneficios no se pueden extrapolar a otras cepas sin la experimentación correspondiente". En efecto, la cepa es el factor crítico. Sólo ciertos individuos de la infinidad de familias de bacterias que existen consiguen que una leche fermentada ejerza ciertos efectos sobre la salud. Dichos efectos dependen estrechamente de la cepa utilizada y de su concentración en el producto. Las bacterias probióticas se dividen en géneros, que a su vez se subdividen en especies que se clasifican en cepas. No todos los productos del mismo género y especie son de la misma cepa y cepas diferentes tienen efectos diferentes.

-Acción probiótica
Los yoghourts, las leches fermentadas de cuchara y los lácteos bebibles enriquecidos con bacterias probióticas son variedades funcionales muy consumidas. Dichas bacterias son microorganismos vivos beneficiosos para la salud humana. Los probióticos más utilizados son los Lactobacilos y las Bifidobacterias.
Bacterias probióticas como el Lactobacillus casei o las Bifidobacterias contribuyen al buen funcionamiento del sistema inmunitario y de las defensas naturales, ayudan a mejorar la resistencia del organismo y favorecen la función intestinal. Otras propiedades son la mejora del metabolismo de ciertas sustancias (mantenimiento del peso adecuado, control de la glucemia o de las tasas de colesterol y triglicéridos); los efectos antioxidantes (permiten reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas e incluso cáncer) y los beneficios psicológicos y conductuales (regulación del apetito y de la sensación de saciedad, rendimiento cognitivo, humor, tono vital).

-Investigar en el súper
Hoy en día, los lineales del supermercado cambian a un ritmo vertiginoso. Sólo algunos productos permanecen en las estanterías y en la cesta de la compra: los que han demostrado científicamente sus propiedades, los que cumplen sus promesas, en definitiva, los que "funcionan", pero, ¿cómo apreciar la diferencia en el supermercado?
Todos los productos parecen llamarse igual y servir para lo mismo, pero no es así. El consumidor debe leer atentamente la información de los envases e informarse sobre los beneficios reales de los alimentos, sobre su base científica y sobre el tipo de cepa que contienen. Una forma fácil de descubrir si las cepas utilizadas tienen evidencia científica detrás, es comprobando que exista una alegación del efecto beneficioso que aporta el consumo de ese producto en el pack.


-El programa NUSA
El Programa NUSA (Nutrición y Salud) nace con la vocación pública de potenciar el conocimiento de los beneficios relacionados con la salud que aporta el consumo de Alimentos Funcionales, así como el de diferentes nutrientes necesarios para el desarrollo óptimo de algunas de nuestras funciones orgánicas.

Asimismo, el Programa NUSA cumple una función educativa y social vinculada a los temas de nutrición y salud, centrando su actividad en la investigación, la formación, la información y la educación. Las actividades realizadas en el marco del Programa NUSA se dirigen a los profesionales de la nutrición y la salud, a la prensa y a los consumidores agrupados por aspectos de salud comunes.

NUSA fomenta la investigación y desarrolla materiales formativos e informativos para los colectivos profesionales relacionados con el sector de la sanidad. Así mismo, lleva a cabo acciones de educación para niños y jóvenes.

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